El futuro de la comida mexicana no está en la imitación de tendencias internacionales, sino en el estudio de sus antiguos productos, recetas y métodos culinarios, fuentes generosas de ideas de sabores y texturas. Y, naturalmente, en encontrar la forma de ponerlos al alcance de todos.
En México cuanto más se sabe de la cultura gastronómica, más se cotizan los valores de la cocina tradicional. En donde invito a los gastrónomos a integrar y promover un pensamiento y acción que respete nuestra agua y nuestra tierra y enaltezca los productos de la naturaleza mexicana, el trabajo de campesinos y artesanos, la forma de vivir y de alimentarse, que están amenazados por la ignorancia de muchos.
La cocina prehispánica incluía varios platillos cotidianos y comidas de temporada, vinculadas a las principales fiestas en honor a los dioses del panteón indígena, así mismo en estrecha relación con los diferentes momentos de los cultivos agrícolas y con la climatología de la estaciones del año. Ésta estaba conformada por una dieta equilibra.
Grandes culturas fueron alimentadas materialmente con estos tres frutos de la tierra. Al chile, frijol y maíz se asociaban otras especies de no menor importancia, algunas de las cuales han trascendido su nativo nicho ecológico para convertirse en insumos de las mas variadas cocinas. El jitomate, el cacao, el aguacate, la calabaza y el nopal divinizados todos ellos en la figura de Chicomecóatl nombre naha de la diosa mesoamericana de los mantenimientos.
Como todas las artes de nuestra tierra, la culinaria vive un continuo desarrollo; en los últimos años los chefs mexicanos han experimentado con técnicas e ingredientes de diferentes partes del mundo y fusionándolos con aquellos del México antiguo para llevar al comensal a un viaje de sensaciones únicas a través de la cocina contemporánea mexicana, la cual podrá disfrutar en reconocidos restaurantes del país, donde la inagotable creatividad y el sabor único aderezan originales platillos capaces de sorprendes al comensal mas exígete.
Cabe destacar que, en cada estado de la Republica, la variedad de platillos se va enriqueciendo por las aportaciones de ingredientes y especies que identifican a cada lugar, dándole un toque de sabor especial a cada guiso.
¡Buen Provecho!
¡ma'alob o’och!